Icono del sitio Historias de vida

1934-1952: Dieciocho años que cambiaron la historia de Bolivia

Tiempo de lectura: 18 minutos

En este período gobernaron doce presidentes, de los cuales dos fallecieron estando en funciones. Se llevaron a cabo cuatro elecciones, tres golpes de Estado, dos revoluciones y un autogolpe. También hubo un gobierno transitorio.

*****

Nota del editor: Los datos de esta historia fueron obtenidos de artículos de La Razón y El Diario (guardados en las hemerotecas de las bibliotecas en La Paz y Santa Cruz), artículos de Internet y pasajes cortos de libros. La lista de fuentes se encuentra al final.

La redacción y edición son de Marcos Grisi Reyes Ortiz

*****

SALAMANCA

La inestabilidad política se inició en 1934, pocos meses antes de que termine la Guerra del Chaco con Paraguay. El sexagenario y físicamente agotado presidente Daniel Salamanca se presentó en la ciudad de Villamontes, a pocos kilómetros de la línea de fuego, para revisar la situación en el campo de batalla.

Aprovechando su estadía en esa ciudad, un grupo de militares opuestos a su forma de gobernar el país trasladaron tropas y armamento de la línea de combate para rodear la casa donde el presidente se alojaba. Con armas de guerra apuntándole, Salamanca se vio obligado a firmar su carta de renuncia.

Ese evento se lo conoce como El Corralito de Villamontes.

BUSCH

Ante la renuncia forzada de Salamanca, asumió la presidencia Luis Tejada Sorzano, su vicepresidente. En 1936 Tejada Sorzano fue depuesto por el coronel David Toro, mediante un golpe de Estado con la ayuda del teniente coronel Germán Busch. Un año más tarde, en 1937, el mismo Busch derrocó a David Toro, llamando a elecciones para el año siguiente.

En 1938 Busch ganó las elecciones con el Frente Único Nacionalista, una agrupación de siete partidos políticos, el cual obtuvo 114 asientos de los 121 disponibles en la Asamblea Constituyente. Con esta amplísima mayoría, Busch fue confirmado como presidente de la República.

Un año después, el 24 de abril de 1939, a pesar de que tenía todo el aparato de gobierno a su disposición, Busch se declaró dictador y disolvió la Asamblea. Cuatro meses más tarde, en la madrugada del 23 de agosto, fue herido por un tiro de pistola en la sien, en el escritorio de su casa de Miraflores. Una versión mantiene que se suicidó frente a sus cuñados, mientra que otra señala que fue asesinado. El hecho es que, después de nueve horas de agonía, murió en una clínica de La Paz.

Al no tener un vicepresidente que asuma el cargo, un oficial de ejército, el general Carlos Quintanilla, se arrogó el mando del país y llamó a elecciones para marzo de 1940.

TIEMPOS DE CAMBIOS Y ESTRUCTURAS

Por esos mismos años, se fundaron nuevos partidos políticos. Estos fueron el Partido Obrero Revolucionario (POR) en 1935, la Falange Socialista Boliviana (FSB) en 1937, el Partido de la Izquierda Revolucionaria (PIR) en 1940 y el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) en 1941. Cada uno de ellos respondía a diferentes tendencias políticas mundiales. En las sombras, también se crearon logias militares secretas, la más conocida, RADEPA, Razón de Patria.

Fueron tiempos de mucha incertidumbre y de lucha por ganar espacios de poder. A grandes rasgos, lo que estaba viviendo el país era una transición de ciclos políticos. El viejo orden, liderado por partidos tradicionales como el republicano y el liberal, con el respaldo de las grandes empresas mineras, trataba de seguir en el poder. Mientras tanto, las agrupaciones recién formadas, tales como el MNR y la FSB, tenían como objetivo llevar a cabo programas radicales de transformación, ya sea por la vía democrática o por la fuerza.  

PEÑARANDA

Las elecciones del 10 de marzo de 1940 las ganó el general Enrique Peñaranda, gracias al apoyo de partidos tradicionales como el PURS (Partido de Unión Republicana Socialista) y el Partido Liberal. Este gobierno se caracterizó no solo por la represión a los movimientos reformistas y de izquierda, sino también por el apoyo a las grandes empresas mineras. Uno de los eventos más recordados fue la masacre de la mina de Catavi, con veinte fallecidos y cincuenta heridos.

Peñaranda no pudo terminar su mandato porque, el 20 de diciembre de 1943, el mayor Gualberto Villarroel, quien contaba con solo treinta y cinco años, lo derrocó mediante un golpe militar. La revuelta fue apoyada por el Movimiento Nacionalista Revolucionario y la logia militar RADEPA, quienes mantenían una posición política completamente opuesta a la de Peñaranda.

VILLARROEL Y EL MNR

El nuevo gobierno de Villarroel no obtuvo el reconocimiento inmediato de los Estados Unidos ni de otros países del continente, excepto Argentina. Una de las principales razones es que se consideraba al MNR como un partido con tendencias pronazis, en una época en que la Segunda Guerra Mundial estaba en pleno apogeo.

Para obtener apoyo internacional, Villarroel tuvo que deshacerse de representantes del MNR en su gobierno. Asimismo, procedió a la deportación, en abril de 1944, de ciudadanos alemanes y japoneses a campos de concentración en Texas y Nuevo México. Hay muchas historias contadas por los descendientes de esos ciudadanos acerca de cómo fue la experiencia para sus padres o abuelos.

El 2 de julio de 1944 se llevaron a cabo elecciones generales. Esta vez el MNR ganó la mayoría de los escaños en la Convención Nacional, lo cual facultó a este partido a elegir democráticamente a Gualberto Villarroel como presidente constitucional de la República.

Distribución de escaños en las elecciones parlamentarias de 1944.

El presidente de la Convención Nacional fue Franz Tamayo, por el MNR, y el vicepresidente fue Abel Reyes Ortiz, por el Partido Socialista Independiente.

Los líderes del MNR ocuparon varios puestos ejecutivos en el gobierno: Víctor Paz Estenssoro como ministro de Hacienda, Carlos Montenegro como ministro de Agricultura y Augusto Céspedes como secretario general.

Durante el gobierno de Villarroel, que duró tres años, hubo varios eventos que movieron el medio social y político. Se realizó el primer congreso indígena, que resultó en la eliminación del pongueaje y la semiesclavitud a la que estaban sometidos los campesinos. También se creó la Federación Única de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) como un instrumento sindical. En noviembre de 1945 se publicó la Tesis de Pulacayo, un documento que postula, entre otros, el control obrero en las minas y la dotación de armas para los trabajadores.

El gobierno se caracterizó por su autoritarismo y persecución a las fuerzas opositoras. Uno de los actos más recordados, por su crueldad, fue la represión a una insurrección en noviembre de 1944. Los cabecillas de la rebelión fueron fusilados en las afueras de Oruro y en los barrancos de Chuspipata, en los Yungas paceños.

Los eventos de Chuspipata fueron especialmente crueles. En un lugar del camino, donde el precipicio es casi vertical, fusilaron y tiraron al barranco a dos senadores: Luis Calvo y Félix Capriles; dos exministros: Rubén Terrazas y Carlos Salinas; y un militar, el general Demetrio Ramos.

Tres años después del fusilamiento, el periódico La Razón imprimió un reporte sobre las víctimas de los barrancos de Chuspipata.

Una vez descubiertos los hechos, Villarroel sostuvo que no había ordenado las ejecuciones. Sin embargo, como jefe de gobierno, se hizo responsable de lo que sucedió. Hay versiones que indican que varios crímenes realizados durante el gobierno de Villarroel fueron llevados a cabo por RADEPA, sin el conocimiento del presidente.

La represión y otros actos del gobierno irritaron cada vez más a la población, especialmente a amplios sectores de la clase media y alta. Por detrás, las grandes empresas mineras instigaban a la opinión pública en contra de la figura del presidente y de sus ministros.  La policía y el ejército, agotados de hacer el papel de represores, empezaron a retirar su apoyo al gobierno.

LA REVOLUCIÓN DE JULIO DE 1946

La cúspide de la oposición al gobierno de Villarroel se cristalizó el domingo 21 de julio de 1946. Las protestas callejeras ya llevaban siete días de duración. La policía intervino una de las manifestaciones con un saldo de tres muertos y once heridos, lo cual llevó a más protestas.

El ejército recomendó al presidente Villarroel que salga del Palacio de Gobierno y se ponga a buen recaudo, antes de que la situación se haga insostenible. El presidente se negó. Ante la presión social, el Alto Mando Militar ordenó el repliegue de las tropas a sus cuarteles. El Comando General de la Policía hizo lo mismo. Paz Estenssoro y los ministros del MNR renunciaron el sábado 20 de julio, un día antes de los trágicos eventos.

Villarroel se quedó en Palacio de Gobierno. Ese domingo 21 la ciudad amaneció sin resguardo policial. Las líneas telefónicas fueron cortadas. Poco a poco, la plaza principal y los alrededores se llenaron de manifestantes que exigían la renuncia del presidente. Un grupo de ellos entró a los depósitos de la Alcaldía (distante a tres cuadras del Palacio de Gobierno) para sacar armamento y se dirigieron a Plaza Murillo.

Al verse rodeado y sin apoyo del ejército ni de la policía, Villarroel firmó su carta de renuncia a mediodía, pero ya era tarde. Una turba de activistas entró a Palacio de Gobierno a la fuerza, superando la poca guardia que aún lo custodiaba.

Buscaron al presidente en su despacho, pero él no se encontraba ahí. Recorrieron todas las oficinas, hasta que lo encontraron junto a su edecán, Waldo Ballivián, escondidos en las alacenas de una de las oficinas. Fueron asesinados ahí mismo, aparentemente con disparos de arma de fuego. Hay diferentes versiones sobre cómo sucedieron los hechos.

Los cuerpos sin vida de ambos, al igual que el de su secretario personal, Luis Uría de la Oliva, fueron lanzados desde los balcones del Palacio. La turba que estaba en la calle recibió los cadáveres, los arrastró y los colgó en los faroles de la plaza. Varias mujeres que tenían pinchos para agarrar su ropa desgarraron los cuerpos de las víctimas con los mismos.

Las escenas que se vivieron en Plaza Murillo quedaron para siempre en la memoria colectiva de Bolivia.

Gualberto Villarroel fue colgado de este poste en la plaza Murillo.
El poste queda casi al frente del Palacio de Gobierno.

Durante los siguientes seis años, hasta 1952, la prensa del país recordaba los hechos de julio de 1946 como una revolución que liberó al país de un tirano. Se llevaron a cabo rememoraciones en honor a los caídos en el régimen y juicios para aclarar varios acontecimientos durante el gobierno de Villarroel.

A partir de 1952, sin embargo, la versión de la historia cambió cuando el MNR recobró el poder. En esta nueva interpretación, Villarroel no fue un tirano sino un mártir de los trabajadores.

Sea cual sea la versión, el hecho es que una turba colgó de un poste a un presidente en ejercicio.

GOBIERNO TRANSITORIO

Los días que siguieron al colgamiento de Villarroel fueron de mucha confusión política e institucional. Militantes del MNR se refugiaron en embajadas o en casas de amigos y después salieron al exilio. Algunos domicilios particulares de exministros fueron saqueados.

En reemplazo de Villarroel, el presidente de la Corte de Distrito de La Paz, Tomás Monje (con un breve interinato de Néstor Guillén), se hizo cargo transitoriamente de la presidencia de la República. El nuevo gobierno llamó a elecciones, con el compromiso de llevarlas a cabo con la máxima neutralidad y transparencia posible. Ni Monje ni sus ministros participaron como candidatos en esta justa electoral.

La consigna de todos los partidos políticos era castigar al MNR por su participación en el gobierno de Villarroel y evitar que vuelva al poder.

Se conformaron dos frentes para enfrentar al MNR. Por un lado estaba Enrique Hertzog del Partido de la Unión Republicana Socialista (PURS), respaldado por una alianza de cuatro partidos políticos. Por otro lado estaba Luis Fernando Guachalla, del Partido Liberal, respaldado por otra alianza de dos partidos políticos.

El MNR postuló a Víctor Paz Estenssoro, a pesar de que este se hallaba exiliado en Buenos Aires.

Las elecciones se llevaron a cabo el 3 de enero de 1947. El periódico La Razón reportó, en su edición del 4 de enero, que el gran triunfador de las elecciones fue Tomás Monje, presidente del gobierno transitorio. El reporte textualmente señalaba:

A su civismo ejemplar, a su neutralidad magnífica, al empeño patriótico que puso en organizar y presidir las elecciones más puras, más limpias y honradas del país, debemos la gloria continental de la jornada electoral que ha de ser mencionada como ejemplo de democracia.

Tomás Monje depositando su voto, rodeado por algunos de sus ministros.

El resultado de las elecciones fue el siguiente: Enrique Hertzog obtuvo 47.2%, Luis Fernando Guachalla 46.7% y Víctor Paz Estenssoro 5.6%. En términos de número de votos, entre Hertzog y Guachalla había únicamente 443 votos de diferencia. Recordemos que en ese entonces solo votaban las personas que sabían leer y escribir.

La decisión sobre la elección final cayó en manos del parlamento. En un acto de desprendimiento y para no empantanar el proceso político, Luis Fernando Guachalla decidió retirarse de la contienda, dando vía libre a la elección de Hertzog.

Distribución de parlamentarios en las elecciones de 1947.

De esta manera, Enrique Hertzog fue elegido como presidente y Mamerto Urriolagoitia como vicepresidente. El acto de posesión se llevó a cabo el 10 de marzo de 1947. Detrás de bambalinas, el retiro de la postulación de Guachalla sirvió para negociar una repartición de espacios de poder en el nuevo gobierno.

HERTZOG – URRIOLAGOITIA

Desde el mismo inicio del gobierno de Hertzog se produjeron varios conflictos sociales, tanto en el campo como en las minas. Aparentemente el MNR era el responsable de la agitación política, aunque el jefe del partido, Víctor Paz Estenssoro, lo negó rotundamente Él estaba radicado en la ciudad de Buenos Aires.

Caricatura de Urriolagoitia y Hertzog, publicada en El Diario en fecha 28 de septiembre de 1949.

Las presiones políticas minaron la salud de Hertzog quien, sin renunciar a la presidencia, se retiró, a principios de 1949, a su casa en Chulumani (Yungas paceños). El mando del país lo delegó a su vicepresidente Urriolagoitia. Era una situación muy anómala, porque la última palabra la seguía teniendo Hertzog, a pesar de que prácticamente no tenía el control de lo que pasaba en el país.

GUERRA CIVIL

En agosto de 1949, Bolivia se vio envuelta en una especie de guerra civil, liderada por el MNR. En Santa Cruz se creó un gobierno paralelo bajo la presidencia interina de Edmundo Roca, en el cual se proclamaba a Víctor Paz Estenssoro (todavía en el exilio) como presidente de la república. El ejército intervino con una fuerte represión que incluyó bombardeos aéreos a Santa Cruz y Cochabamba.

Bombardeos a Santa Cruz. El Diario, 13 de septiembre de 1949.
Fin de la guerra civil. El Diario, 14 de septiembre de 1949.

Hertzog renunció formalmente a su cargo en octubre de 1949, con lo que Mamerto Urriolagoitia se convirtió en presidente constitucional de la República. Uno de los primeros actos que hizo Urriolagoitia al asumir el mando de la nación fue desterrar a los dirigentes políticos Juan Lechín, Guillermo Lora, José Fellman y Óscar Únzaga de la Vega.

ELECCIONES CON CONTEO INTERRUMPIDO

Terminado el período constitucional de Hertzog-Urriolagoitia, el 6 de mayo de 1951, se llevaron a cabo nuevas elecciones, con los siguientes resultados parciales:


En vista de que en el conteo oficial el MNR tenía cada vez más votos, el Gobierno detuvo la publicación del cómputo que venía del campo, temiendo que la victoria de este partido fuese aún mayor. El MNR se declaró vencedor, aunque ninguna autoridad lo confirmó.

En Santa Cruz se produjeron hechos de violencia, según reporta el blog historias-bolivia.blogspot.com en el siguiente relato:

En estas elecciones, Santa Cruz fue el escenario de un trágico enfrentamiento entre los candidatos: Edmundo Roca Arredondo [exMNR y candidato por el PURS] y Ovidio Barbery Justiniano [por el MNR]. … Ambos candidatos perdieron la vida en una actitud de beligerancia sin precedentes.

Al atardecer del 7 de mayo de 1951, cuando Barbery se encontraba con sus partidarios en la intersección de las calles Colón e Ingavi para festejar su triunfo electoral, se produjo una confusa escaramuza. Roca Arredondo hirió de muerte a su ocasional rival. Inmediatamente los partidarios de Barbery persiguieron a Roca hasta ubicarlo y lincharlo en las inmediaciones de la plazuela Colón.

AUTOGOLPE 

Urriolagoitia deseaba evitar, por todos los medios posibles, que el MNR vuelva otra vez al poder. El 16 de junio de ese año —mediante un autogolpe, conocido como el “Mamertazo”— entregó, de modo unilateral e inconstitucional, el mando de la nación a una junta militar, presidida por el general Hugo Ballivián.

Ballivián era la última esperanza de los sectores conservadores de la sociedad para evitar la instalación de un gobierno reformista. Apenas recibió el mando, declaró estado de sitio, anuló las elecciones y prohibió el retorno de Víctor Paz Estenssoro desde Buenos Aires. Ante esta situación, el MNR inició una escalada de conflictos para que se reconozca su victoria en las elecciones.

En marzo de 1952 el gobierno de Ballivián anunció la realización de nuevas elecciones, que nunca se realizaron. El malestar de la ciudadanía iba cada vez en aumento. El ministro de Gobierno, dando la espalda al gobierno al que debía servir, tomó contacto con personalidades del MNR y de la Policía Nacional para encabezar un movimiento para derrocar al mismo Ballivián.

REVOLUCIÓN

El 9 de abril, bajo las órdenes del ministro de Gobierno, una fuerza de 2500 efectivos de la policía fueron desplegados por el centro de la ciudad. De esta manera se respaldó a militantes movimientistas que tomaron el Palacio de Gobierno. Por otro lado, varios regimientos militares salieron de sus cuarteles para defender el gobierno de Ballivián.

La revolución se peleó a escala nacional. Entre el 9 y el 12 de abril hubo enfrentamientos armados en los cuales participaron civiles, policías, ejército, mineros y militantes de diferentes partidos políticos.

Ante las evidencias de que los rebeldes estaban tomando cada vez más territorio, Ballivián se refugió en el Colegio Militar de Irpavi, donde estuvo hasta el 12 de abril, cuando la revolución se consolidó. Buscó asilo en la embajada de Chile y posteriormente salió del territorio nacional.

El saldo final de la revolución de abril de 1952 fue de 490 muertos y más de 1000 heridos en todo el país. Ante la salida del general Ballivían, Hernán Siles Zuazo tomó interinamente el mando del gobierno hasta el 15 de abril, fecha en la que Víctor Paz Estenssoro, de vuelta de su exilio, asumió el puesto de presidente de la República.

El MNR gobernó el país por los siguientes doce años.

*****

Los datos de este relato han sido obtenidos de las siguientes fuentes:

¿Te gustó la historia? ¡Deja un comentario a continuación! 

Suscríbete aquí para recibir nuestro boletín de noticias.

El contenido también está disponible en Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest y LinkedIn.

*****

Salir de la versión móvil