Estas son algunas de las enseñanzas que obtuve en el camino a Santiago de Compostela, España:
- En el camino todos somos iguales. No importa el idioma que hables, tu clase social, el color de piel o tu creencia religiosa. Empiezas y terminas en el mismo lugar que el resto. La diferencia está en la compañía que eliges y el peso de tu carga.
- El camino te enseña que no necesitas mucho para vivir, puedes seguir adelante con lo mínimo. Las mochilas chicas te hacen caminar más ligero.
- En el camino hay lugares muy silenciosos rodeados de naturaleza. Debes darte cuenta de la belleza de cada momento, y disfrutar de tu propia compañía.
- Caminar siempre con una sola persona hace que los temas de conversación en algún momento se agoten. Lo divertido está en conocer gente diferente.
- Las alegrías y los problemas que tienen las personas que encuentras en el camino son sorprendentemente parecidos a los tuyos, o a los de la gente que conoces. Te das cuenta que no somos tan diferentes en el mundo.
- Lo que tú creías que era excepcional, para otras personas es normal.
- Encontrarte y conversar con gente que camina con esperanza, con alegría y con buena actitud enriquece tu vida. Las personas con mala actitud terminan caminando solas porque nadie las aguanta.
- De alguna manera todos tenemos un sentido de comunidad que hace que nos ayudemos unos a otros. Es como si fuéramos nuestros propios ángeles guardianes.
- Cuida tu estado físico y tu cuerpo. Además de hacerte sentir bien, podrás ir más lejos y hacer más cosas.
- La felicidad está en el camino, no al final.