Sobre el autor

Foto cuadrada Marcos Grisi en media resolución

Hola, soy Marcos Grisi Reyes Ortiz, autor de este sitio web, www.marcosgrisi.com. Estás ahora visitando mi casa, bienvenido. En este lugar virtual se alojan sentimientos, recuerdos, nostalgias, penas y alegrías. Aquí se relatan historias humanas.

He tenido el honor de ser el portavoz de quienes quisieron compartir algo de sus vidas. Estoy muy agradecido por la oportunidad que tengo de servir y poner mi pequeño grano de arena para hacer de este un mundo mejor. 

MI HISTORIA

Se me ocurrió hacer un pequeño relato para explicar cómo construí este sitio web y el camino de vida que escogí. La lectura te tomará ocho minutos. Si tienes suficiente curiosidad, llegarás hasta el final. Si no, pues bueno, ahí está mi foto para que me ubiques mentalmente.

EL INICIO

Trabajé durante muchos años en cargos ejecutivos de diferentes compañías, cumpliendo con mi profesión de administrador de empresas. En promedio cambiaba de empleo cada seis años, cuando sentía que había llegado a mi techo de aprendizaje y que necesitaba nuevos retos.

Entre los años 2017 y 2018 me encontré en medio de otra de esas crisis laborales; tenía la impresión de que un ciclo concluía y que era hora de hacer un nuevo cambio. Inicialmente no me llamó mucho la atención porque, como lo mencioné antes, esto me sucedía cada cierto tiempo.

Sin embargo, fui sintiendo que esta vez la situación era distinta, mi estado de ánimo había cambiado. Las reuniones de negocios, siempre hablando de números, ya no eran tan interesantes. Me cansé de manejar personal, buscar clientes, vigilar a los competidores, cuidar a los proveedores… Había perdido la pasión y la ilusión.

Puse en cuestionamiento la misma continuidad de mi carrera profesional. Me pregunté si deseaba seguir haciendo lo mismo hasta el día de mi jubilación. La respuesta fue un no rotundo. No quería apagarme en vida. Necesitaba encontrar algo que me diera alegría y, cómo decirlo, la conexión con mi esencia.

¿Cómo hacerlo? ¿Qué habilidades tengo? Y, al final, lo más importante: ¿quién soy?

EL INVENTARIO DE QUIÉN SOY

Me di cuenta de que siempre he sido muy curioso; desde niño no cesaba de preguntar el porqué de las cosas. Era como una búsqueda incansable por tratar de entender lo que pasaba a mi alrededor. Esa inquietud no la había perdido, todavía hoy me encanta conversar con personas diferentes, conocer conceptos nuevos y aprender sobre otras experiencias de vida.

Pensé que, tal vez, esa pasión por saber más podría ser reconducida de alguna manera. 

Además de ello, me gusta escribir. Parece que hay unas venas literarias corriendo en mi familia provenientes tanto del lado paterno como materno. Alguna vez publiqué un par de artículos en El Deber (periódico de Santa Cruz, Bolivia) con buenos comentarios. También tenía escritos cuentos y poemas que no había publicado.

Por otro lado, podría aprovechar algunas habilidades que adquirí en tantos años de trabajo, tales como conocimientos informáticos, capacidad de ejecutar proyectos y un cierto talento para organizar procesos y gente. Además, soy muy persistente: insisto mucho hasta llegar a cumplir lo que me propongo.

LA IDEA DEL PROYECTO

Entonces, junté todas las piezas y me animé a iniciar un proyecto nuevo, que tal vez podría resultar. Se trataba de crear un sitio web propio que distribuyera mi contenido escrito. En otras palabras, cambiaría el mundo empresarial por el oficio de escritor. Era una movida muy riesgosa tomando en cuenta que, entre otras cosas, yo no era ni remotamente conocido en el ámbito de las letras.

Entre mis seres queridos se generó una lógica preocupación de semejante cambio en mi vida. No fue fácil enfrentarlo y explicarlo, pero tenía que hacerlo. Algún pariente me dijo que hay una tendencia en una de las ramas de la familia a realizar actos fuera de lo común. Bueno, fue reconfortante saber que por lo menos había un antepasado a quien echarle la culpa en caso de que el proyecto no funcionara.

Más o menos por la misma época me llegó una dosis enorme de fe en mí mismo. Esto sucedió en el tercer viaje al camino a Santiago de Compostela, en España. Había algo que me decía: “Lo puedes hacer”. La crónica que escribí sobre ese viaje describe con mayor detalle lo que ocurrió.

Fue así que, a mediados de 2018, renuncié a mi trabajo y emprendí el proyecto. Superé muchos retos al inicio, sobre todo tecnológicos. Invertí mucho tiempo y esfuerzo en desarrollar un sitio web moderno, con todas las funcionalidades e interfases que permitieran una navegación limpia y fácil para el visitante. También, realicé integraciones con plataformas de distribución de contenido. Hasta tuve que aprender algo de codificación en HTML y CSS.

¿SOBRE QUÉ DEBO ESCRIBIR?

Paralelamente inicié la generación de contenido propio. La idea sobre qué escribir provino del segundo viaje al camino a Santiago de Compostela. Allí dejé de sentir la separación del “yo aquí” y el “tú allá”. Las historias que me contaban las sentía como si yo en persona las hubiera vivido. Se me ocurrió, entonces, que tal vez podría construir relatos de la vida real basándome en las vivencias de quienes quisieran contarme sus experiencias.

Una idea que deseché de entrada fue escribir sobre temas políticos, deportivos, sociales o de crónica roja. Esa es una manera muy fácil de atraer tráfico al sitio web y entrar al juego de número de visitas para conseguir publicidad. Preferí, sin embargo, tomar el camino largo de difundir material que aporte buenas ondas y perdure en el tiempo. Tal vez no genera tanto movimiento, pero sí es algo que permitiría que los lectores y yo crezcamos como seres humanos.

DEFINIR UN ESTILO PROPIO

Una vez que supe cuál sería la temática, el siguiente paso era crear una forma de relatar las historias diferente, con la que me sintiera cómodo. Tomé otra decisión: evité tomar cursos de escritura. No quería que nadie me enseñe “cómo” escribir. Generalmente, cuando alguien te dice “cómo” hacer las cosas, de alguna manera inhibe la creatividad.

Intuitivamente me di cuenta que, más allá de transcribir lo que me contaban, también debía captar los sentimientos del entrevistado, estructurar sus ideas y dar fluidez al relato con palabras sencillas y conceptos claros. Aquí intervino mi experiencia en el mundo corporativo, donde las comunicaciones son estructuradas, cortas y directas, sin vueltas. Por otro lado, sé que producir algo simple de leer toma mucho tiempo y trabajo. Aquí sí se aplica el dicho: “Lo bello viene en pequeñas cantidades”.

Poco a poco, con mucha persistencia y paciencia, pude construir un estilo propio. Conté con la ayuda de editores profesionales quienes me dieron, batacazo tras batacazo, lecciones sobre cómo redactar adecuadamente. Debo decir que cada vez que recibía sus archivos con observaciones, me llegaba un baño de humildad. El mensaje era: “Te falta, todavía no has llegado”.

UN VIAJE MARAVILLOSO

Con el transcurso de los meses conocí personas maravillosas que me contaron sus experiencias. El hecho de escribir en primera persona hacía que pudiera expresar sus sentimientos en la forma más pura posible. Lloraba, reía, me enojaba, soñaba… en fin, todo lo que pasaba por ellos, también pasaba por mí.

El resultado de este proceso se puede ver en las historias contenidas en el sitio web que ahora estás visitando. Este es el hogar donde muchas personas dejaron algo de sí, el espacio en el que quisieron compartir un poco de su experiencia, sabiduría y aprendizajes.

En mayo de 2018 me hicieron una entrevista para la televisión, en la cual expliqué cómo nació este proyecto:

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