A principios del siglo XX dos hermanos del sur de Italia, Biagio y Giuseppe Orrico, llegaron a Bolivia buscando oportunidades de trabajo. Los acompañó Fortunata, esposa de Biagio, y Rossina, la hija de ambos. En La Paz, después, nacerían tres niños más.
A continuación, les presento la historia de mi familia. Espero que disfruten la lectura.
TRECCHINA
Iniciaré este relato describiendo dónde se encuentra nuestro pueblo de origen, Trecchina.










LOS HERMANOS ORRICO
Los primeros emigrantes de nuestro grupo familiar fueron Biagio y Giuseppe Orrico. Biagio nació en 1865 y Giuseppe en 1875. Ambos tenían el oficio de orfebres, es decir, trabajaban piezas artísticas en oro o plata. Su especialidad eran los ornamentos para las iglesias, como los cálices que se usan para poner el vino de la eucaristía.



Por el año 1901, ambos viajaron a la ciudad de La Rochelle, sobre la costa atlántica en Francia, para vender algunos de sus trabajos en orfebrería. Se quedaron en esa ciudad una corta temporada.
En el viaje no estaban solos. Los acompañó Fortunata Pesce, esposa de Biagio, y Rossina, la hija de ambos. Rossina había nacido en Trecchina el 19 de mayo de 1900, así que era una bebé todavía. Fortunata era trece años menor que Biagio y de la misma fecha de cumpleaños, el 5 de diciembre.
Después de trabajar en Francia, por alguna razón que desconozco, decidieron viajar a Sudamérica. En esos años había una fuerte emigración italiana hacia el nuevo continente; se escuchaban muchas historias de personas que habían hecho fortuna. Así que, siguiendo el movimiento de la época, el grupo de la familia Orrico también decidió partir.
Alguna vez pregunté a mi papá cómo fue que los Orrico llegaron a La Paz, porque bien podían haber escogido otra ciudad o país en la región. Me respondió que la situación en Argentina y Perú no estaba bien y que decidieron permanecer en Bolivia.
Se establecieron en La Paz. Les fue bien con la novedad y calidad de su trabajo, razón por la que se quedaron allí muchos años. Para adaptarse mejor al ambiente, los hermanos tuvieron que castellanizar sus nombres, cambiando Giuseppe por José, Biagio por Blás y, además, la hija de este, Rossina, pasó a llamarse Rosa.



Rossina entró al colegio católico Sagrados Corazones, que se encontraba sobre la actual avenida Mariscal Santa Cruz, en la ciudad de La Paz. Con el tiempo se sumaron tres niños a la familia: Francesco (pronunciado “Franchesco”) nació el 8 de septiembre de 1909; Michele (pronunciado “Mikele”) el 25 de noviembre de 1910; y Amedeo, el menor, el 4 de febrero de 1912. Todos en La Paz.
Francesco, o Franco de cariño, fue mi papá.



Antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, por el año 1914, Biagio, Fortunata y tres de los cuatro hijos (Rossina, Franceso y Michele) volvieron a Trecchina.
Amedeo, que solo tenía dos años, se quedó en La Paz bajo el cuidado de su tío Giuseppe.
Biagio y Fortunata nunca más regresaron a Bolivia. El dinero que lograron ahorrar en los años de estadía en Bolivia lo invirtieron en la compra de terrenos en Trecchina. Compraron grandes extensiones. Mi mamá recuerda que los Orrico eran una familia muy acomodada, no sufrieron necesidad.
Giuseppe, por su lado, contrajo matrimonio en Sucre con una señorita de nombre María Dolores Valda, cariñosamente llamada tía Lola. Ella era hija de una familia muy distinguida de la ciudad.
MATRIMONIO DE RAFFAELE GRISI Y ROSSINA ORRICO
Después de finalizada la Primera Guerra Mundial, por el año 1920, Rossina se casó en Trecchina con Raffaele Grisi, un joven de 22 años de una familia conocida del pueblo. Raffaele fue soldado en la guerra, enfrentando a los austríacos. Después de finalizada la guerra, estudió Filosofía y Letras en la universidad de Nápoles.
En ese matrimonio estuvieron presentes Biagio y Fortunata, los padres de Rossina, y solamente María Niela, la madre de Raffaele. El padre del novio, Ángelo Grisi, había partido a Brasil hacía muchos años y no se sabía nada de él.
El primer hijo de Raffaele y Rossina nació el 30 de septiembre de 1922. Lo llamaron Ángelo, como su abuelo paterno. Dos años después, el 24 de junio de 1924, nació el segundo hijo al que llamaron Biagio, como su abuelo materno.
En esa época Italia estaba pasando por un período económico muy difícil. Raffaele obtuvo un puesto de catedrático en la universidad de Nápoles, pero su sueldo no era suficiente para cubrir los costos de mantenimiento de la familia. Entonces, decidieron emigrar a Sudamérica. La primera opción que tenían era Bolivia, donde Rossina había vivido en su juventud y sus padres habían hecho fortuna. Además, el hermano de su padre, Giuseppe, todavía vivía allí y les podría ayudar a establecerse.
VIAJE A BOLIVIA
Giuseppe, o —como le decía mi papá—, “el tío José”, vivía en Sucre con su esposa, Lola Valda. No sé si él administraba o era dueño de un hotel, pero sí sé que el establecimiento funcionaba en el Palacio de la Glorieta. No tengo referencias sobre si tuvieron hijos.
Haciendo seguimiento a las fechas, sabemos que Amedeo se quedó doce años en Bolivia, lo cual quiere decir que aproximadamente en 1923 o 1924 volvió a Italia. Lo más probable es que el tío José lo haya llevado hasta allá.
Por otro lado, sabemos que, cuando Raffaele y Rossina emigraron a Bolivia, el hijo menor, Biagio, era un bebé de tres meses. Eso significa que han debido realizar el viaje por el mes de octubre de 1924.
Atando cabos, es muy posible entonces que, cuando el tío José llevó a Amedeo de vuelta a Italia, aprovechó el viaje de regreso para traer a su sobrina Rossina —y a la familia de esta—, a Bolivia.
A ese viaje se sumó mi papá, quien para entonces tenía dieciséis años. Nunca le pregunté porqué decidió también trasladarse a Bolivia. El grupo que viajó, entonces, se componía de seis personas: el tío José, Raffaele Grisi, Rossina Orrico de Grisi, Ángelo Grisi Orrico (de dos años), Biagio Grisi Orrico (de tres meses) y Francesco Orrico.
1924-1925, AÑOS DE CAMBIOS
Desde el punto de vista de Biagio y Fortunata Orrico, es decir, mis abuelos, en el espacio de seis meses la vida les cambió completamente. En el segundo semestre de 1924 llegó Giuseppe a Italia trayendo a Amedeo, quien ya era un muchacho de doce años que hablaba mejor español que italiano, a quien habían dejado cuando solo tenía dos años.
A los meses, se embarcaron rumbo a Bolivia la hija mayor, Rossina, junto con toda su familia. Y, además, se sumó a ese viaje Franco, el segundo de sus hijos. Es así que en Trecchina se quedaron solamente los dos hijos menores: Amedeo y Michele.
De ahí sucedió un evento trágico. El 14 de enero de 1925 murió Michele, el tercer hijo, a la edad de quince años. Según se sabe, estaba en su colegio en la ciudad de Salerno cuando tuvo un ataque de gastroenteritis y no lo pudieron salvar.
Amedeo vivió una serie de emociones fuertes en muy poco tiempo. Unos meses antes había estado al otro lado del mundo viviendo con su tío, prácticamente sin conocer a nadie de su familia. Al poco de llegar, dos de sus hermanos mayores se van y el único hermano mayor que quedaba, muere súbitamente.
Fue así que Biagio, Fortunata y Amedeo se quedaron solos en Trecchina.
AMEDEO ORRICO
Recuerdo a mi tío Amedeo: era una persona excelente, muy agradable de trato y, además, guapo. Se casó con Nina Schettini, el 26 de diciembre de 1938, y tuvo tres hijos: Fortunata (Tina), Gilda y Biagio.



EL HOTEL EN EL PALACIO DE LA GLORIETA
El grupo de seis personas que partió de Trecchina llegó a la ciudad de Sucre sin pasar por La Paz. Desembarcaron en Arica, tomaron el tren a Oruro y alcanzaron su destino final vía Potosí.
Los primeros meses han debido ser difíciles para todos. El único que podía ofrecer trabajo inmediato era el tío José, en el hotel que él administraba. Cuando faltaba personal, Rosina y Raffaele ayudaban a hacer las camas y a barrer. Francesco, además de trabajar en el hotel, se encargaba del cuidado de los dos niños.
En el nuevo país, todos tuvieron que castellanizar sus nombres: Raffaele a Rafael, Francesco a Francisco, Rossina a Rosa, Angelo a Ángel y Biagio a Blás. Así es como me referiré a ellos en adelante.
Poco a poco se fueron estabilizando. Mi papá entró al colegio Sagrado Corazón de Jesús en Sucre. Alguna vez me contó que, en sus épocas de estudiante, se sentaba en la recepción del hotel, ubicada en el hall principal del Palacio de la Glorieta, para hacer sus tareas.
Mi papá, como mencioné, trabajaba mucho en el hotel, haciendo todo tipo de tareas y mandados. En el establecimiento había una sala de juegos, a donde llegaba gente desde la Argentina. Los huéspedes se quedaban por largas temporadas en el hotel. Jugaban póker hasta altas horas de la noche y continuaban; dormían ahí mismo varios días seguidos, sin salir.
Una de las tareas que el tío José encomendó a mi papá, por ejemplo, era ir a recoger dinero a las casas de los jugadores para que ellos sigan jugando sin interrupción. Incluso tuvo que alcanzar poblados ubicados en la cercanía de la frontera con Argentina para cumplir con la orden. También se encargaba de servir bebidas a los huéspedes. Gracias a esta experiencia, él sabía preparar deliciosos cócteles que, años después, degustamos en familia.
LOS AÑOS EN SUCRE
Tío José era una persona muy carismática, tenía buenas relaciones con gente de la ciudad. Gracias a sus contactos, ayudó a Rafael a conseguir un puesto de profesor en la universidad San Francisco Xavier. Sin embargo, había aspectos de su personalidad que hacían difícil la relación entre ambos. El ambiente de juegos de azar —que a Rafael no le gustaba— motivó roces entre ambos.
Sé que hubo una discusión muy acalorada entre los dos sobre algún tema, lo cual produjo un quiebre de la relación. Luego de ese altercado, Rafael y Rosa decidieron tomar distancia del tío José y abrieron su propio negocio, una tienda de telas importadas.
En esa época mi papá continuaba haciendo los mandados del tío José y además, después, ayudaba a su cuñado y hermana en la tienda de telas. Cuando se graduó de colegio, en 1928, quiso entrar a la universidad para estudiar Administración de Empresas. Como casi no tenía tiempo, Rafael consiguió, a través de sus contactos, que sus colegas catedráticos le dieran clases particulares de las materias.
El 14 de agosto de 1929 nació Mario, el tercer hijo de Rafael y Rosa. Por el año 1931 toda la familia se trasladó a La Paz buscando nuevas oportunidades de negocio, ya que Sucre era una ciudad chica y el centro económico del país se encontraba en La Paz. Mi papá abandonó sus estudios y acompañó a su hermana y cuñado al nuevo destino.
En cuanto al tío José, no se supo más de él.
TRASLADO A LA PAZ
Una vez establecidos en la nueva ciudad, Rafael abrió una tienda de casimires sobre la calle Comercio, en pleno centro de la ciudad. En la tienda vendían sombreros borsalinos, pañoletas y guantes, todos artículos muy finos importados de Europa.
En esa época, los Grisi Orrico vivían primero en un departamento chico en la calle Pichincha, la cual se caracteriza por tener unas gradas que suben desde la Avenida Montes. Después se trasladaron a una casa modesta pero más amplia por la plaza de San Pedro. En 1932 nació Aldo, el cuarto hijo. Murió de difteria dos años después, en junio de 1934 .
Rafael no volvió a ser catedrático en la universidad, dedicándose de lleno al comercio. Aunque el negocio de la tienda de casimires dio buenos resultados, en 1937 se presentó a Rafael una oportunidad de negocios única que no quiso desaprovechar.
Alceste Venturini, quien había establecido una marmolería frente al Cementerio General, puso a la venta su fábrica, la Marmífera y Fundición Boliviana. Rafael era una persona inteligente y se metió en el negocio. Mi papá lo acompañó para ayudar a organizarlo, ya que tenía estudios en Administración de Empresas.



AÑOS MOVIDOS
Los años cuarenta fueron de mucha prosperidad. La fábrica de mármol resultó una buena adquisición, tenían muchos pedidos por toda la ciudad e hicieron buenos negocios.
Por ese tiempo mi papá conoció a su primera esposa, con quien se casó en enero de 1941. De esta unión nacieron dos hijos, Amparo y Mario. No mucho tiempo después el matrimonio se disolvió. Cuando Amparo tenía siete años y Mario cinco, fueron enviados a un internado por problemas que había entre los padres.
Esa época fue un poco complicada para mi padre porque, además de los conflictos en su vida personal, el negocio de la marmolera le exigía mucho tiempo. Los mármoles importados de Italia debían ser recibidos en Arica y traídos a La Paz, así que entre él y Rafael se turnaban las tareas.
RAFAEL
En cuanto a la familia de Rafael, los hijos fueron creciendo. Ángel se casó con Lina Elsner en 1950 y Blás con Teresa Salmón en 1951. Por la misma época, Blás entró a trabajar a la fábrica de mármol ayudando a su papá.



Rafael decidió volver a Italia en 1953. Tenía varias razones. Por un lado, al parecer nunca se sintió cómodo con ser un extranjero en Bolivia. Extrañaba mucho su país. Su madre estaba todavía viva y quería ir a verla. Por otro lado, tenía muy mala digestión en la altura de La Paz, lo cual le generaba frecuentes dolores de estómago.
Hizo fortuna en Bolivia, sus dos hijos mayores estaban formando sus respectivas familias y uno de ellos, Blás, estaría a cargo de llevar adelante el negocio junto con su cuñado Franco. El único que le tenía preocupado era Mario, el hijo menor, que tenía veinticuatro años y no estaba asentado todavía.
A Rosa le fue difícil aceptar la decisión de irse de Bolivia. Ella quería quedarse, ver crecer a sus nietos, disfrutar de la casa que tenían. Al final se impuso la voluntad de Rafael y volvieron a Trecchina en octubre de 1953.
1951: EL AÑO QUE MI PAPÁ CONOCIÓ A MI MAMÁ
Un par de años antes, en 1951, mi papá viajó a Trecchina para visitar a mi abuela Fortunata, quien para entonces tenía setenta y tres años. También aprovechaba esos viajes para ver a su hermano menor, Amedeo, y a su familia.
Fue en esa oportunidad cuando conoció a mi mamá, Giuseppina Papaleo Miraglia, a la que de cariño llamaban Giusy. Tenía entonces veintitrés años, estudiaba en Roma y venía de vacaciones de verano a Trecchina para visitar a sus hermanas. Mi papá se había divorciado de su primera esposa hacía ya unos ocho años.
Se enamoró locamente de ella. Muchas veces le daba serenatas debajo del balcón de su casa. Cantaba ese bolero que decía “Quizás, quizás, quizás”. Tenía una linda voz.
Mi papá le propuso matrimonio varias veces, pero ella no aceptó. Mi mamá me contó que no lo amaba perdutamente (perdidamente), pero le tenía simpatía, lo quería, era buena persona. Decía que él siempre ha sido un gentleman, no era uno del montón.
Por su lado, mi abuela se oponía a la posibilidad de un compromiso. Él tenía cuarenta y dos años, había una diferencia de casi veinte años entre los dos. Tampoco le gustaba la idea de que se vaya a vivir a otro país. Además, estaba el problema de que mi papá era divorciado y con dos hijos. En esa época, el divorcio no estaba aprobado todavía en Italia, así que eso complicaba aún más la situación.
Un día mi abuela se puso nerviosa y le dijo a mi madre:
“Io non voglio che ti sposi con Franco. ¿Tu sai perche? Lui puo essere una buona persona, pero ¿dove andrai tú se io a Bolivia non la trovo nella carta geografica? Io deventeró pazza per trovarla!”
(No quiero que te cases con él. ¿Sabes por qué? Él puede ser una buena persona, pero, ¿dónde irás tú si yo no puedo encontrar a Bolivia en el mapamundi? ¡Me volveré loca por encontrarla!)
Mi papá me contó que les decía a sus amigos: “¡O la morena (es decir, mi mamá) o el avión!” Y bueno, tuvo que tomar el avión porque la morena se quedó. No logró convencerla.
RETORNO DE RAFFAELE Y ROSSINA A ITALIA
Mi mamá estuvo comprometida durante un año con un pretendiente que vivía en el norte de Italia pero, al final, en agosto de 1953, ella decidió romper el compromiso.
Casualmente, dos meses más tarde, en octubre de ese año, llegaron a Trechina Raffaele y Rosa, después de casi treinta años de ausencia. Mi mamá no los conocía personalmente, pero había oído hablar de ellos, tanto por comentarios de mi papá como por la amistad que había en el pueblo entre los Orrico y los Miraglia.
En un pueblo tan chico como Trecchina habría sido imposible que Giusy y los Grisi Orrico no se encontraran en algún momento. Y así sucedió.
Raffaele y Rosa habían oído hablar de Giusy porque mi papá les había contado sobre ella. Cuando se conocieron, Raffaele le preguntó cómo estaba y ella le respondió que acababa de romper un compromiso de matrimonio que tenía. Cuando él se informó que estaba libre, escribió una carta a Franco para decirle que había conocido a la muchacha, que era una bella ragazza (muchacha) y que no se había casado.
Pocos meses después, a principios de 1954, mi mamá recibió la primera carta de mi papá. Así fue que retomaron la relación y empezaron un idilio por cartas. Para evitar la susceptibilidad de mi abuela, las cartas se enviaban y recibían a través de Raffaele.
MATRIMONIO
Mis papás estuvieron unos años en una relación solo por cartas. Finalmente acordaron casarse el 2 de marzo de 1957, pero bajo las leyes bolivianas, ya que en Bolivia se aceptaba el divorcio mientras que en Italia no era permitido. Para esa fecha, ella tenía veintinueve años y él, cuarenta y ocho.
Para casarse por las leyes bolivianas, tuvieron que hacerlo por poder, ya que mi papá no podía viajar a Italia por razones de trabajo. Se tramitaron muchos documentos y se verificó el acto a través de la embajada boliviana en Roma. Raffaele representó a mi papá en el acto oficial.
Mi mamá partió del puerto de Nápoles el 20 de mayo rumbo a Arica. Llegó a destino final el 16 de junio, donde mi papá fue a recibirla en compañía de sus dos hijos mayores, Mario y Amparo, quienes ya tenían dieciocho y dieciséis años, respectivamente. También acompañaron en el viaje Mario Grisi, el hijo menor de Rafael, con su esposa, Anita Reyes Ortiz de Grisi.
Esto es lo que cuenta mi mamá de su arribo al puerto de Arica:
Estaba vestida muy elegante, con un traje sastre que me sirvió muy bien en los otros puertos. Pero una cosa era desembarcar del barco directo al muelle, con todas las comodidades, y otra era bajar por una escalera lateral del barco a una lanchita desvencijada que se movía en el mar. ¡Y mi falda apretada! Era un poco incómodo.
Esa noche nos alojamos en un hotel desastroso, con unos almohadones de arena. No había restaurantes donde comer. Esperamos cuatro días hasta tomar el próximo avión a La Paz.
Y POR LOS SIGUIENTES AÑOS…
Pasaron muchas cosas desde que mis padres se casaron. Para resumir, lo contaré mejor en fotos:





















ROSA DE VUELTA A LA PAZ
Rafael murió en 1975. Un año después, en 1976, llegó Rosa para estar acompañada de sus hijos. Ella se vino a vivir primero con nosotros a la casa. Todos la queríamos mucho. Después se trasladó a un departamento independiente. Murió el 8 de mayo de 1981.
EL FATAL ACCIDENTE
Dos años después del fallecimiento de Rosa, mi papá tuvo un serio accidente de tránsito. El 12 de marzo de 1982 estaba cruzando el Prado a la altura del Cine 16 de Julio cuando una vagoneta, que subía por la calle Batallón Colorados, giró súbitamente hacia la derecha, atropellándolo en el camino. Quedó en muy mal estado y lo tuvimos que llevar a la clínica de inmediato.
A pesar de que le realizaron dos operaciones, su situación cada vez empeoraba. Anita, la esposa de Mario Grisi, le donó sangre.
Nos quedamos a su lado todo el tiempo. No lo dejamos solo en ningún minuto. Él también nos pedía no alejarnos. Así pasaron dieciocho días. Falleció el 29 de marzo de 1982. Tenía setenta y tres años. Lo enterramos al siguiente día, que era justo mi cumpleaños.
Mis papás compartieron veintiséis años de matrimonio.
LA VIDA CONTINÚA


















EL SEÑOR RELOJ SEGUIRÁ CONTANDO LA HISTORIA
Entre tantas cosas que recuerdo de mi papá, hay algo muy especial: el reloj de pared de la sala, con su campana de sonido grave que marca cada hora.
Jean Marié compuso un poema dedicado a su abuelo, inspirado en este reloj y en los recuerdos que tenemos en la familia. La música es de Christian Benítez.
La voz al principio y final del video es de mi papá. Jean Marié recuperó un trabajo olvidado que yo tenía de la universidad, cuando pedí a mi papá que grabara su voz para un trabajo práctico en la facultad.
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Nota del editor: Esta historia se basa en entrevistas y posteriores revisiones con Giusy y Patty Orrico realizadas en marzo de 2019 y mayo de 2020, con datos aportados por algunos familiares. La redacción y edición son de Marcos Grisi Reyes Ortiz.
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Hola familia Grisi, me emociona leer este relato de varias historias de vida que salieron del mismo pueblo que mis bisabuelos y que llevan mi apellido, sin duda la mía, la de mis padres, hermanas, primos …..se escribe en Uruguay. Podría aportar interesantes datos luego de haber realizado junto a uno de mis primos una pesquisa intensa para conseguir la ciudadanía Italiana cosa que, luego de mucho esfuerzo logramos!
Hoy me encuentro con esta otra parte de la historia de la familia GRISI, la mía está acá en Uruguay, aunque una parte, al comienzo, supo vivir en Brasil.
Celina Grisi.
Felicitaciones y lindos recuerdos.
Agradables historias….. Que nos trasladan en el tiempo para perpetuar los recuerdos…. Felicidades!!!!
Muy interesante historia, felicidades por el trabajo
Linda historiacion , FELICIDADES a la família italiana. Que emigró a Bolivia.
Querido primo
Despues de leer me trajo muchas gratas memorias de mi infancia y aprendi detalles de la famila Orrico que desconocía. Me encanta la forma que escribes y espero que prontamente nos respondan de Italia y puedas completar esta historia con los Grisi
Muchos saludos
Me encantó,como bisnieta de italianos ,y por ser parte de una flia que también vive aquí y en la Argentina.
Excelente relato. Fui y soy amigo de la familia Grisi. Felicidades!
Muy interesante el relato, lo leí hasta el final, es bueno que las raíces de una familia no se pierdan.
Hermoso relato de la vida de tu familia yo tuve el honor de trabajar con su hermano el Sr Mario Orrico en La ciudad de La Paz los años de 1987
Hermoso relato de tu familia y tus raíces, me enorgullece que seas mi compañera de curso, te mando un abrazo enorme
Muy interesante! Gracias por compartir!
Animate a armar un árbol genealógico!
Hermosa historia!!
Muy interesante, conozco a varios de los miembros de la familia Grissi
Lindisima historia de emigrantes en Bolivia, me atrapó desde el principio, soy amante de historias de familias o personas ke hayan dejado huellas en su gente. Tengo por ahí algunos relatos de familiares míos (papá, tía) ke desnudan en el presente parte de su vida antaño. Muchas gracias.
una gran historia familiar marcos felicidades
Una bonita historia, de familia, particularmente de la entrega, la dedicación que los migrantes europeos han dejado de ejemplo en Bolivia.
Una satisfacción enorme después de muchos años, nos conocimos en la UCB en los años 1977 y posteriores.
Dios bendiga y colme de bendiciones a usted y su familia.
Excelente narración de la historia familiar , felicidades
Una preciosa y emocionante historia ,de una gran familia llena de desición que se embarcó en una aventura con hermoso final.
Esto nos muestra que no importa donde vamos o dónde estamos, lo importante es mantener la unida y los vínculos familiares entrelazados por el amor y el respeto.
Me encantó el relato de principio a fin ,fue escrito con mucha emotividad , cada vivencia con mucha calidez.
Que sigan siendo una familia feliz y muy cercana tanto en en los hermosos momentos como en los malos ,como lo han demostrado en su relato .
Felicidades
Querida Paty, muy linda la historia de tu familia…
De esta manera, conozco un poquito más a una persona maravillosa, que-a pesar de la diferencia de edades-se convirtió en una muy buena amiga.
Felicidades amiga!!
Excelente muchísimas felicidades
Hermosos recuerdos. Vivir es recordar, mas aun de nuestros padres y todas sus dicultades y logros. Felicidades
Muy lindas son las historias de vida que escribes. Felicidades !!!!!. Me fascinan.
Muy interesante, es una historia que conmueve por los detalles y los hechos. Felicitaciones.
Hermosa historia familiar y lo más rescatable el haberse enfrentado a un lugar desconocido con el afán de trabajar y conseguir dinero, pero más que dinero se ve el crecimiento familiar, dónde también se ve el desenlace de algunos de la familia. Muy puntual la historia y para éste tipo de presentación hay que tener mucho material que quizás haya sido un poco difícil conseguir por momentos para no perder la secuencia. Muy buena historia y felicitaciones por el contenido.
Hermosa historia familiar, debo felicitar a los que se unieron para documentar la historia, redactarla y hacerla tan amena que me incorpore a la familia sutilmente formando parte de ella, que linda experiencia Patty y Juan Carlos siento como que caminamos juntos por el camino de la vida y recordé a la mamita y a tus hermosos hijos, en resumen, fue un placer conocerlos mejor y soñar toda esta historia maravillosa 🥰
Hermosa historia y muy bien contada.
Felicitaciones
Que bella historia, se me derramaron las lagrimas de ver a mis abuelos, gracias Patty y Marcos por generar bellos recuerdos!!!!
Ahora falta que cuenten nuestras historias….
Muchas gracias por esto.
Felicidades Patty y Marcos! Una historia de familia muy bien lograda. Lindo recordar a gente querida a través de este relato. Gracias mil por compartirla!
Muy agradable recordar a la familia Grisi – Orrico muy cercana a los Reyes Ortiz por el matrimonio de mi querido cuñado Mario con mi amada hermana. Recuerdo con cariño a todos los que conocí en vida y espero ver nuevamente al resto de esta familia.
Gracias Marcos por el relato
Muy lindo y conmovedor de este relato de tu familia
Querido primo, sacaste lágrimas no solo con la historia pero especialmente con el vídeo del tío Paco.
Gracias por tu esfuerzo. Un abrazo
Me encantó leer esta historia … sobre todo porque pude conocer la historia de mi abuelo Ángel Grisi y su familia ❤️