Zoraida Vargas: secretaria de gerencia en Droguería Inti

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Nací en Oruro en 1958. Cuando era niña, mis padres decidieron emigrar a la mina La Chojlla, que se encuentra pasando la cordillera de Los Andes, en la zona de los Yungas de La Paz. Mi papá era minero y encontró trabajo allá.

La vida en la mina no era fácil. Mis tres hermanitos y yo ayudábamos a mi papá; sobre todo yo, porque soy la mayor. Toda mi niñez y juventud la viví en la mina. Cuando tenía 17 años, no encontré un buen trabajo allá, así que llegué a la ciudad de La Paz para seguir buscando oportunidades.

Supe que en Droguería Inti necesitaban trabajadores, así que fui a la fábrica que quedaba en Miraflores. Me recibió el Dr. Dieter Schilling, quien me dijo que regresara cuando cumpliera 18 años, porque todavía era menor de edad. Me instruyó para que vaya a buscar a su hermano Ernesto en las oficinas de la calle Socabaya. Me dio un papelito, donde escribió el nombre de su hermano, su dirección y su teléfono.

Guardé ese papelito en mi billetera como un tesoro durante un año, lo guardé porque necesitaba trabajar. Entre tanto, ingresé al Instituto Lincoln, donde tomé cursos acelerados de dactilografía por tres meses. Luego, con el apoyo de mi mamita, estudié secretariado comercial, hasta graduarme como secretaria ejecutiva.

Cuando finalmente cumplí 18 años, fui a hablar con don Ernesto a las oficinas de la calle Socabaya. Él bajó a la tienda a recibirme, le mostré el papelito que me había dado el doctor Dieter un año atrás, lo leyó y me hizo algunas preguntas. Ahí me aconsejó que lo primero sea la puntualidad, la honestidad, la humildad y la actitud de la persona.

Luego, don Ernesto me presentó con el Sr. Alfredo Rea Nogales (+), quién me entrevistó y decidió contratarme. Ese mismo día ingresé a trabajar como auxiliar de almacenes, bajo las órdenes del Sr. Edgar Peñarrieta (+). Ese fue mi primer desafío.

Mi primer día en la empresa fue el 3 de enero de 1977.

MIS PRIMERAS LABORES

En almacenes me gustaba el trabajo, tenía varias compañeras. La mayoría éramos mujeres, ahora es al revés, porque casi todos son hombres. Recuerdo que todos los ambientes tenían un olor a medicamentos, eso me llamó la atención y me gustó. Sobre todo, me gustó el aroma del Mentisan.

Al año de estar ahí me trasladaron a otro almacén, donde había productos de importación. Recuerdo que mi jefe era Julio Ibieta (+). Estuve ahí dos años, tiempo en el cual tomé algunos cursos de capacitación que siempre dan en la empresa. Ahí trabajé bastantes años, hasta 1982. Luego me fui a gerencia comercial, donde colaboré con don Hermann Ostertag (+), quien me dio bastante apoyo y fortaleza para seguir adelante.

ESPOSOS, HIJOS…

Cuando entré a trabajar tenía 18 años y a los 19 años me casé. Conocí a mi esposo dentro de la empresa, él era visitador médico, soltero, tenía 26 años. Era muy bueno, me robó el corazón porque siempre me trataba como una persona diferente.

Nuestro primer hijo nació en 1979 y el segundo en 1983. Lamentablemente, nos separamos después de algunos años por incompatibilidad de caracteres.

Estuve por algún tiempo sola después del divorcio. No salía mucho, mi rutina era de mi casa a la oficina y de la oficina a mi casa, todos los días, todas las noches. Mi vida social se redujo al mínimo. En el único lugar donde tenía amigos y conocidos con quienes hablar era aquí, en la empresa.

Y precisamente fue aquí donde conocí a mi segundo esposo, con quien sigo casada. En ese entonces trabajaba en estadísticas y como él era el contador, siempre nos veíamos en la oficina. Él también estaba separado de su esposa y tiene dos hijas. A veces se acercaba a charlar, compartíamos nuestros problemas y de esa manera poco a poco se construyó la relación.

Finalmente nos casamos, tenemos un hijo en común. Mis dos hijos mayores se han relacionado muy bien con él porque es muy bueno y yo también estoy relacionada con sus dos hijas. Ahora somos una familia de siete personas. Todos trabajamos y tenemos nuestras propias actividades. Mi hijo menor sigue viviendo con nosotros y mi esposo ya se jubiló.

Debo decir que la estabilidad y los ingresos provistos por la empresa todos estos años han sido muy importantes para dar apoyo a mi familia. Los costos de la educación y mantenimiento de mis hijos fueron aportados por su padre y por mí y todos ellos resultaron unos chicos maravillosos. Incluso ahora hay que seguir apoyándolos, porque están empezando por su lado un nuevo hogar y es una etapa muy difícil para ellos. Siempre contarán con mi ayuda.

EL CRECIMIENTO PERSONAL DENTRO DE LA EMPRESA

Cuando empecé a trabajar en Inti a mis 18 años, solo hablaba socialmente con personas que trabajaban en almacenes y algunas personas de administración. Era un ambiente muy reducido de relacionamiento, pero así he empezado.

Después pude crecer más, profesional y personalmente, a medida que tenía más responsabilidades dentro de la compañía. Las funciones que realicé en la parte comercial, relacionándome con los visitadores médicos, fueron importantes para mi crecimiento como persona.

Ahora trabajo con reservas en hoteles y ejecuto algunos trabajos especiales que me pide la gerencia.

El crecimiento personal es una cuestión de voluntad y de actitud. Si te mantienes pasivo y no te esfuerzas, puedes quedar estancado haciendo lo mismo por mucho tiempo.

SOBRE MIS COMPAÑEROS DE TRABAJO

La forma como te llevas con tus compañeros de trabajo depende sobre todo de ti. Considero que desde que empecé a trabajar en almacenes, y éramos mayormente mujeres, no tuve problemas con ningún colega.

Cuando empiezo a trabajar con una persona que recién ingresa a la empresa, trato de que él o ella también sea parte de la familia Inti, que emprenda con mucha humildad su trabajo y que sea respetuoso con todos. Es importante trabajar cada día para ser mejor persona.

TODOS LOS DÍAS SON MI PRIMER DÍA DE TRABAJO

Tengo 41 años trabajando en la empresa y, sin embargo, cada vez que cruzo la puerta de entrada a la oficina por la mañana, siento como si fuera mi primer día. He tenido días felices y también difíciles en mi vida, por ello cada día agradezco a Dios por la oportunidad de poder cruzar esa puerta.

PARA TERMINAR

Me siento muy feliz de pertenecer a una gran familia.

Para mí, personalmente, Inti es mi segundo hogar. Estaré agradecida por siempre con cada uno de mis jefes, en especial con el Sr. Christian y con mis compañeros. Todos ellos me brindaron mucho apoyo, cariño y sobre todo confianza, que nació con cada uno de ellos y que me gané a pulso.

Pienso que cada día es una oportunidad para seguir aprendiendo de cada uno de mis colegas y para seguir creciendo. Para cultivar buenas relaciones profesionales y personales, necesitamos el apoyo de cada uno de nosotros y ser muy sencillos, trabajando siempre con respeto.

Me siento bendecida por Dios. Gracias por darme tanto. De todo corazón deseo siempre que nuestra querida empresa siga floreciendo.

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Nota del editor: La siguiente historia corresponde a la Sra. Gilka Cortez, analista de compras, con 42 años de servicio en la compañía. Por favor siga este enlace.

Si desea ver todos los relatos de Droguería Inti, por favor siga este enlace.

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“Historias de vida”, escritas por Marcos Grisi, están disponibles en Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest y LinkedIn.  

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Escrito por

Cada historia que escucho es como si fuera mi propia historia. Y en cierta forma, es la tuya también. Al leerlas, espero que lo sientas así.

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